Raquel Chamorro representa la fuerza, la vitalidad y la inteligencia de la mujer contemporánea. Inició su trayectoria creando un estudio propio hace casi 20 años, sumergiéndose de pleno en el mundo del diseño y llevando a cabo proyectos tan dispares como la decoración y el estilismo de palacios árabes, villas, bodegas, restaurantes… Durante nueve convocatorias fue parte activa en Casa Decor y desde 2013 es infalible en la cita gastronómica más esperada de la capital española, Millesime Madrid.
Por María Forcada
¿Cómo nace la diseñadora Raquel Chamorro?
A partir de un intenso interés por el arte, en todas sus manifestaciones. En realidad ha habido un cúmulo de circunstancias: estudiar Historia del Arte, entrar de lleno en el mundo de las subastas y anticuarios, viajar, formarme y vivir diferentes experiencias, así como haber importado muebles de estilo colonial durante años que diseñaba previamente… Y por supuesto colaborar con los mejores arquitectos y seguir formándome en todos las disciplinas conectadas con el diseño. Todo ello hace que, lo que en principio parecía solo una afición innata, al final cobrara un “sentido real” y una necesidad constante de diseñar y crear espacios de cualquier época y estilo.
¿Cómo nace la empresaria?
Cuando me doy cuenta de que esa “afición” ocupa todo mi tiempo, se vuelve prioritaria en mi mundo y además descubro que la gente está dispuesta a pagar “lo que sea” con tal de que realices su encargo. Llega un momento en que rentabilizas todo esto.
Como suele ocurrir en todas las artes, donde incluyo a la gastronomía, parece que los hombres han dominado el Olimpo del diseño y la arquitectura. ¿Por qué ocurre esto?
Los psicólogos afirman que todos los hombres tienen una parte femenina y otra masculina. En alguno predomina la parte más sensible y eso, indudablemente, se refleja en su trabajo artístico… Esto es ya incuestionable hoy en día, pero también existen mujeres extraordinarias. De cualquier modo yo me muevo como “pez en el agua”, no tengo ningún problema al respecto, respeto y admiro a cualquier persona que demuestre talento, coherencia, sentido común y sepa crear magia. La intolerancia y la mediocridad me superan.
Diseño y arquitectura parecen haberse hecho inseparables de la alta gastronomía y la restauración. Cuéntenos su experiencia en espacios de gastronomía.
Hace ya muchos años que me parecen inseparables diseño, arquitectura y gastronomía. El diálogo entre estas disciplinas para “proyectar arte” debe crear una simbiosis. Resultaría anacrónico comer platos españoles en un entorno japonés, disfrutar de la gastronomía francesa en un ambiente árabe o de comida mexicana en espacios de corte chino… Por poner ejemplos muy marcados.
El chef es un “artista”. Él tiene una serie de ideas que hay que respetar y lograr, el empresario tiene su propio esquema de presupuestos que también hay que mantener y el diseñador, o arquitecto, debe unir todo eso a su propia creatividad y realizar una fusión perfecta… Como un plato con ingredientes contrapuestos exquisitos al paladar y a la vista. El entorno debe llevarte de manera visual a través de su estética, donde cada detalle ayuda a crear el clima perfecto entre gastronomía, arquitectura y diseño interior.
Un ejemplo conocido por todos es Millesime. Durante años Manuel ha fusionado las distintas formas de hacer arte. La primera vez me pidieron una champanería con caviar. El gran espacio se estructuró y ambientó con una coherencia estética y practicidad extrema: dorados por el champán, negro por el caviar, área lounge, y, por supuesto, zona para los chefs. En la segunda fue una coctelería: “Barman Club”. Un lugar lleno de estilo bien zonificado, apto para personas de cualquier edad, con una gama cromática vital que tuviera la misma magia que los cócteles que la gente tomaba allí.
Recientemente he trabajado en una cantina mexicana con los elementos más relevantes de su cultura pero con un aire fresco, renovado, moderno pero atemporal, con mucho gusto y totalmente diferente a cualquier otra obra realizada.
Al menos, le gustará la buena cocina…
La buena cocina es una de mis debilidades.
¿Algún chef que le cause debilidad?
Me gustan muchos chefs y no todos son famosos, pues en este mundo hay gente con talento que no es famosa o que le gusta permanecer en un segundo plano. No es un secreto que los platos “ciertamente vanguardistas” de Paco Roncero me vuelven loca, pero hay muchos otros.
Su estética a la hora de vestir recuerda a los decorados de sus espacios… Modernos, chispeantes, coloridos… ¿Es una estrategia de imagen?
Cuando realizo algo para televisión, exposiciones o congresos me visto siempre con colores que se integren: si el espacio va con azules y ciruelas nunca me pondría un vestido amarillo. Si es un lugar de copas, voy de corto, más juvenil y con taconazos (risas). Si el entorno es sobrio, voy más elegante y me mimetizo con el interiorismo. Lo importante es no agredir en ningún aspecto, diluirte o destacar de forma perfecta en el espacio creado. En televisión también lo hago. No puedo separar imagen y entorno, y esto se ha convertido en un elemento que la gente reconoce y valora. Aunque nunca lo he hecho por estrategia comercial, sólo para sentirme a gusto.
En un programa de televisión, nada más verme, los espectadores podían adivinar por dónde iría la línea de la que iba a diseñar solo por mi forma de vestir y los complementos. Esto me divierte.
¿En qué anda trabajando ahora?
Estoy metida de lleno en vivienda y hostelería en diferentes estilos: villas, casas y hoteles en diferentes lugares del mundo. Algunas cosas se retrasarán porque las obras, cuanto más grandes, más difíciles son de poner en marcha: licencias, permisos, financiación…
Raquel Chamorro, ¿de quién sería la reencarnación?
De Monet, o alguna figura del Impresionismo en general.
Un artista… Leonardo Da Vinci
Un color… Según para qué, pero me gusta el color Brandy.
Una ciudad… Venecia, allí he sido muy feliz.
Su inspiración…. La ópera, la moda, viajar…
Un momento inolvidable… Cuando tuve a mi hija.
¿Todo tiene un precio? Creo que todo te pasa factura de alguna manera, pero no tiene por qué ser malo, solo tienes que recordar que, además de cuidar a los demás, también debes preocuparte por ti mismo.