Por Claudia Juárez (Sommelier Institucional de Concha y Toro México)
A través de los años Chile ha investigado y experimentado en el cultivo de distintas cepas, dando énfasis a las variedades internacionales a lo largo de su territorio. Comenzó cultivando en zonas frías cercanas al desierto y jugó con distintas altitudes hasta encontrar uno de los mejores valles para el cultivo de la cepa Chardonnay como lo es a día de hoy Casablanca. A este valle se han unido San Antonio y Limarí (este último es de los más recientes). En la actualidad, en Chile se producen 13.082 hectáreas de Chardonnay y 12.159 has de Sauvignon Blanc, según cifras de la organización de Wines of Chile.
Chile es un lugar privilegiado gracias a la Cordillera de los Andes, que aporta uno de los alimentos más puros para la vid: el agua de los deshielos. Casablanca, que cuenta con Denominación de Origen, es uno de los valles más altos de Chile y todas las mañanas, dada su altitud y cercanía al océano, recibe una neblina que refresca la vid constantemente.
La triada vinícola que actualmente encabeza Francia, seguida de Italia y España, ha sido un pilar muy importante para el desarrollo de los países del llamado Nuevo Mundo. Sucesos históricos como la llegada de la filoxera a Europa y el descubrimiento del injerto en pie de vid americana para salvar a la vid de esta terrible plaga, así como el Juicio de Paris llevado a cabo en California hacia los años 70´s y concretamente en Chile, que cuenta con una posición geográfica privilegiada dentro de la Franja del Vino, fueron fundamentales para llamar la atención del mundo entero, que ya conocía el concepto y los estilos de los vinos del Viejo Mundo, para comenzar a aventurarse en nuevas propuestas enológicas modernas y fáciles de entender. Cuando Francia, -concretamente la afamada bodega Rothchild-, decide crear un joint venture con Concha y Toro, nace un vino de categoría superior que representa la fusión franco-chilena, Almaviva, lo que marcaría la historia de los grandes vinos del Nuevo Mundo y cuyo resultado fue un gran futuro enológico del cual Francia, el principal productor mundial, no quiso despegarse.
Hoy día los vinos blancos chilenos están a la altura de los grandes vinos de todo el mundo gracias a unos amplios conocimientos en el campo de la enología y viticultura que son resultado de técnicas clásicas del Viejo Mundo en conjunto con la tecnología de Nuevo Mundo.
Las guías de vinos internacionales han logrado demostrar que no solo Francia produce grandes blancos sino que en Chile también se puede alcanzar una calidad superior, a pesar de su corta edad, en la producción de vinos de alta gama. Prueba de ello es Amelia, catalogado como uno de los mejores Chardonnay de Chile y cuya puntuación, cosecha tras cosecha, supera los 90 sobre 100, puntuaciones que en repetidas ocasiones están por encima de los vinos blancos clásicos de prestigiosas regiones del mundo.
Concha y Toro desde 1883, -año en que nace la bodega-, ha promovido el Turismo Enológico, siendo hoy día uno de los atractivos turísticos más importantes de Chile y recibiendo anualmente 150.000 visitantes. Dentro del portafolio de la bodega se encuentra el afamado Amelia, nacido en 1993 y catalogado como el primer Chardonnay Ultra Premium de Chile, originario de Casablanca en la D.O. El Triángulo. Otros vinos Ultra Premium de la bodega son Terrunyo Sauvignon Blanc producido en el Valle de Casablanca y Marqués de Casa Concha Chardonnay, un vino originario del Valle de Limarí.