Buenos, bonitos, baratos y con pedigrí. Estos son los espacios ¨casual” que abrieron en la capital durante 2015 y entraron por la puerta grande al 2016. Son lugares informales, con una decoración que recuerda a los espacios nórdicos (maderas y minimalismo), materia prima como pilar dominante y precios ajustados a la mayoría de los bolsillos. Además abren tooooodo el día. Pero su denominador común es que detrás de ellos se encuentran nombres de la cocina mexicana muy conocidos por el público, garantía de éxito. Casi todos se encuentran repartidos entre Roma y La Condesa, pero todavía en los alrededores de Masaryk se intenta mantener el tono.
- La Docena (Álvaro Obregón 31). Desde Guadalajara Tomás Bermúdez reproduce su gran éxito. Un local abierto, diáfano, con Oyster Bar, cocina a las brasas, cortador de jamón… Todo está a la vista y todos son vistos. Nos gustan sus tostas de jaiba; el erizo en crudo; ostiones a la brasa -con mantequilla clarificada, ummm-; txipirones salteados; los po-boys -estilo New Orleans- y sus sabrosas hamburguesas. No cierra ningún día del año.
- Conchita (Álvaro Obregón 154). El chef de los ojos verdes sigue convirtiendo en oro todo lo que toca. A pesar de que la Lista San Pellegrino no lo recogió este año entre los 50 Best Latam (Corazón de Tierra en Valle de Guadalupe es uno de los mejores restaurantes sin duda de la República), Diego Hernández crece imparable creando conceptos acertados. Su foodtruck Troika (en Vena Cava) ha hecho famosas sus mini-hamburguesas; en Ciudad de México, Conchita te invita a bailar y a disfrutar de diferentes productos de concha (sus ostiones son los mejores), y de sus famosos tacos de cabrito y lechón confitado. Vas a llorar de emoción. Diseño tropical en tonos verdes con un toque retro, música estilo Bossa Nova y mucho futuro por delante. Acaba de inaugurar El Departamento en la planta superior. También Tulum se prepara para la llegada de Diego en 2016.
- Kaye (Alfonso Reyes 108). El canario Pedro Martín (lo conocen de Jaleo Polanco o Azafrán en Veracruz) se aleja del tumulto para llevar a cabo su cocina más personal. Una mezcla de sus recetas natales (como el conejo en mojo), con otras de producto eminentemente mexicano (tosta de atún Bluefinn de Baja California). Espacio multifuncional en madera con grandes ventanales dividido en tres pisos. Menú de restaurante y de lounge. Carta de vinos muy interesante con referencias españolas que no defraudan.
- Huset (Colima 256) de Maycoll Calderón. Tras su salida de J&G (The St Regis Hotel), todos estábamos deseando vivir su sueño y éste se ha hecho realidad en un escenario que combina terraza-restaurante en madera y piedra y cocktail-bar. La casa porfiriana en la que se aloja también cuenta con centro de yoga, barbería y hotel boutique. Su cocina huele y sabe a horno de leña, siendo nuestros favoritos pescados como el róbalo o la ensalada tipo Caprese. Es pecado no pedir los ñoquis de camote. El lugar es un poco oscuro en las cenas pero nos aisla del mundo exterior.
- Fonda Mayora (Campeche 295). La tradición de una casa de comidas venida a más es lo que encontramos en el nuevo y modesto local de Gerardo Vázquez Lugo (recién estrenado y bienhallado chef San Pellegrino). Algunos platillos nos recuerdan a las recetas de Nicos. Los desayunos son un reclamo para el público de la zona pero lo que no te puedes perder son los sopes de tuétano; también el jurel en escabeche (es un plato de absoluto sabor fine dining) y el pulpo a las brasas.
- Lardo (Agustin Melgar 6). Misteriosa y delicada es en apariencia la chef Elena Reygadas, pero dentro de sí lleva un motor imparable. Mientras Rosetta sigue siendo uno de los favoritos citadinos, y sus panaderías recopilan adictos, ha abierto – como en un susurro y pegadito al primero-, un salón de elaboración de embutidos y celebración de comidas privadas. Sin embargo las voces han corrido en cuanto Lardo vio la luz. Junto a Federico, su socio italiano, ha creado una carta de confort apta para todos los gustos. Protagoniza el espacio una larga barra en L para comer de modo informal. Vinos por copas (ahí se nota la presencia de Fernando Castellanos) y recomendaciones como la tostada de lardo; las flores de calabaza rellenas de ricotta o la pizza margarita con mozzarella.
- Fonda Fina (Medellín 79). Es el Prêt à Porter de Jorge Vallejo (Quintonil), y se ha convertido en el rincón favoritos de la gente más chic de la zona. Sin duda, hay que probar el fideo seco con chilaquiles, es el favorito de todos. También la ensalada de espinacas con betabel y requesón; la ensalada de kale y el guisado de pollo con mole.
- Orale Arepa (Schiller 330). El chef venezolano Jorge Udelman que cautivó al público mexicano en Locanda, ahora nos convence en Orale Arepa. Una tasquita sin pretensiones que sorprende al elaborar recetas de diferentes países latinoamericanos y especialmente de Venezuela. Arepa reina pipiada, tequeños, queso de mano, cachito de jamón, quesillo… Y cada día un suculento plato nativo: hallacas con pernil o asado negro, vaca frita. Pídete una Polar y ven sin prisas.
- Nudo Negro. (Zacatecas 139). Daniel Ovadía y Salvador Orozco abrieron este ecléctico espacio a principios de 2015 dispuestos a sorprender al comensal, y de hecho recibieron el premio Reader Awards de Food and Travel. Un espacio polémico, gusta o no gusta. Su cocina fusiona técnicas e ingredientes de todos los continentes: falafel mexicano, hummus, noodles con pollo, pizza a las brasas o alitas de pato a la brasa son parte de su oferta.