Revisada la trayectoria de la ginebra desde sus inicios, combinarla era cuestión de tiempo y allí estaba el señor Schweppe para inventar a su compañero ideal y fiel desde entonces, la tónica y sus característicos sabores amargos. El gin tonic, en este momento, tiene en España uno de sus mayores referentes gracias a unas maneras de prepararlos que ya se empiezan a exportar a países como Reino Unido, cuna de la mezcla más clásica (gin y tónica), y Estados Unidos especialmente, donde incluso al pedir la copa se especifica que sea al estilo español.
Mara Sánchez
En la foto: el mixólogo Javier de las Muelas
Lo que participa de un buen gin tonic:
Lo que parece claro, como certifican los más destacados barmans, es que conseguir un buen gin tonic requiere respetar una serie de principios fundamentales.
- Lo primero, servirlo en vaso ancho o en copa de balón, pues favorece la necesaria oxigenación del combinado y mezcla de los ingredientes.
- El uso de un buen hielo es imprescindible para que la copa se pueda saborear hasta el final sin aguarla. Piedras sólidas y densas, ni muy grandes ni muy pequeñas, conservadas a muy baja temperatura para que enfríe el mayor tiempo posible sin derretirse en exceso. Una vez servidos, hay que moverlos dentro de la copa vacía para enfriarla y desechar el agua que puedan desprender. En este sentido, hay profesionales que prefieren sustituir esos hielos por otros nuevos porque los usados, en el movimiento, ganan temperatura y se derriten antes.
- Luego se vierte la ginebra elegida, cuya cantidad sí importa. Los expertos hablan de unos 2 cl. si es para copa de aperitivo y 5 centilitros si es para degustar tras una comida. Claro está, las medidas pueden variar en función del grado alcohólico de la ginebra y el gusto de quien la va a tomar.
- El gin tonic clásico solo lleva una fina piel de limón, que se pone al final, exprimida encima de la ginebra para que sus aceites esenciales perfumen la copa. Los puristas lo tienen claro, no a las interferencias distorsionadoras, que en algunos casos pueden ser frutas, golosinas, botánicos, etc., ¡no a las ensaladas!
- Elegida la tónica, esta se debe servir fría y muy lentamente para evitar que pierda el carbónico. Luego se remueve. Son muchos los barmans que emplean una cucharilla helicoidal (con el mango en forma de hélice) por la que dejan caer suavemente la tónica buscando ese mismo efecto, pero no es indispensable.
- Y para terminar, una cáscara de limón como recomiendan los puristas. Para ello se retuerce un poquito la cáscara del cítrico elegido (lima, limón, naranja, pomelo), obteniendo unas microgotas de aceites esenciales que perfuman sin condicionar el resultado final.
-Entendemos por botánicos las plantas, hierbas, especias y frutas procedentes de cualquier rincón del planeta que maceran con el alcohol neutro cediendo sus aromas durante la elaboración. Y así aparecen cítricos, cilantro, canela, raíces de angélica, cardamomo, lavanda, comino, pimienta, regaliz, hinojo, rosas, nuez moscada… la relación resulta infinita.
-El combinado ideal para un bebedor clásico: poco contenido en azúcar, sabor a enebro en la ginebra y aromas cítricos en la tónica, buscando los sabores amargos de la quinina.
-Javier de las Muelas (Dry Martini. Barcelona. España), un referente mundial en lo que a coctelería se refiere, apunta que no hay que tratar de realzar los botánicos de una ginebra con aromas similares sino buscar los complementarios para crear un trago rico en matices.
-Filipinas lidera el consumo de ginebra a nivel mundial
-El gin tonic es fruto de la casualidad, pues la ginebra nació como bebida medicinal.
Kit Javier de las Muelas “The Perfect Gin&Tonic”