BARMINI, lugar de culto en Washington D.C.
El chef asturiano José Andrés y su socio Rob Wilder abrieron las puertas de Barmini en 2012, un homenaje al universo del cóctel que rinde tributo a la época dorada de los cócteles y las técnicas olvidadas. Muchas de sus fórmulas se sirven en copas pequeñas, como se hacía durante la prohibición del alcohol, y su carta está formada por una selección de 100 combinaciones renovadas periódicamente por su mixólogo Juan Coronado y en las que se emplean espumas, infusiones, emulsiones y técnicas propias de la gastronomía de vanguardia. La colección de cristalería cuenta con treinta estilos diferentes, adquiridos en diversos anticuarios y casas de coleccionistas. Este espacio de culto está literalmente pegado y separado tan solo por un cristal de Minibar, el buque insignia de Andrés.
THE AVIARY, un clandestino en Chicago
El chef estadounidense Grant Achatz, de aspecto lánguido y parecido al de un Christian Bale pelirrojo, ha sido proclamado como uno de los líderes de la gastronomía molecular y su carrera está colmada de más premios y reconocimientos que la de muchos clásicos de la cocina francesa.
Achatz LLC inauguró The Aviary en Chicago en 2011, donde los chefs elaboran y sirven cócteles en directo, tanto clásicos como innovadores, acompañados de pequeños bocados de diseño al más puro estilo Alinea. Investigación y técnica son la base de este taller de mixología abierto al público que alimenta el cuerpo y el espíritu. Dispone de un bar clandestino en el sótano para dieciséis personas, The Office, al que se accede únicamente con reserva previa.
NoMad, la alternativa del Enfant Terrible de NYC
Daniel Humm es el Enfant Terrible de la cocina neoyorquina. Su vida es una carrera de fondo y riesgo, -no en vano, entrena duro para competir tanto en maratones como en bicicleta de montaña-, y el lema vital de su vida podría ser “evolucionar o morir”
NoMad está ubicado en el lujoso hotel que lleva el mismo nombre, en la calle Broadway, y tanto Daniel Humm como su socio Will Guidara insisten en que no tiene nada que ver con los restaurantes de ático de otros hoteles. Su oferta culinaria es más sobria que la de Eleven Madison Park, pero en NoMad, son los cócteles los que se han hecho famosos, sobre todo por su precio, tal vez los más caros de La Gran Manzana.