¿Qué tienen los vinos caros para alcanzar esos precios? ¿Cómo nace y se desarrolla un mito?
Por Juancho Asenjo
Una de las primeras preguntas que te realizan los aficionados curiosos al saber que eres un profesional del vino es si, en verdad, un vino que cuesta 600 dólares es 60 veces mejor que uno por el que pagas 10$. No comprenden las causas de una diferencia de tal calibre, ni si serían capaces de descubrir los matices que los encumbran, sin embargo, nunca se harían la pregunta respecto a un traje de Armani frente a uno de Zara o por qué se paga por un Rólex 25.000 dólares mientras que por otro reloj desembolsamos 50$. La respuesta es controvertida porque no hay nada que valga 60 veces más que otra opción. Beber un mito te convierte en alguien único, al mismo nivel de la persona que se ha comprado un vestido auténtico de Armani en la via Montenapoleone en Milán o una joya en Tiffany & Co. en la 5ª Avenida de Nueva York.
Pero no todos los vinos que alcanzan esas cifras disfrutan de un reconocimiento universal entre los gurús o los mas exquisitos clientes. De hecho, hay cuvées mas costosas que las que vamos a reseñar, pero no han sido confrontadas con las principales guías de vino, ni con la historia, ni con un prestigio continuado a lo largo de las décadas porque son puros productos de márketing. Ser el más caro no significa ser el mejor. Algunos no nacieron con esa vocación y ha sido el tiempo quien les ha situado en el paraíso.
¿Qué tienen los vinos caros para alcanzar esos precios?
¿Cómo nace y se desarrolla un mito?
Hay varias características o factores comunes determinantes: la escasez unida a la fuerte demanda por encima de la oferta; la procedencia, que debe ser de un lugar preciso o de un personaje noble con reconocida trayectoria de éxito a sus espaldas; la exclusividad, porque la botella que vas a disfrutar solo está al alcance de unos pocos; que la prensa internacional lo haya reconocido como una de esas grandes joyas enológicas que uno debe probar antes de morir y; por último; que haya un loco dispuesto a gastarse una fortuna en una botella de 0,75cl creada casi para coleccionistas.
En la Borgoña de ensueño encontramos Romanée-Conti Grand Cru, poco más de 5.000 botellas al año elaboradas con pinot noir que superan los 2.500 euros, y solo al alcance de quien lo pueda pagar o encontrar, porque hay una demanda que roza la locura. Su precio viene avalado por formar parte de la Historia de Francia donde el Gobierno de París tiene el derecho de veto y en caso de caer en manos extranjeras sería considerado patrimonio nacional. En 1760 compra esta pequeña parcela de 1,8 hectáreas Luis Felipe de Orleans, príncipe de Conti de la familia real francesa, que añadió el nombre a la viña. Su adquisición supuso una dura disputa con Madame Pompadour, pagando en la época 50 veces más que por cualquier otra viña cercana.
En España, cuando nos referimos a un vino mítico siempre citamos a Vega-Sicilia, una bodega ya convertida en leyenda, que ha alcanzado un número de botellas tan importante como los Premier Crus del Medoc bordeleses, cuya producción cuya media va de las 10.000 a las 400.000 botellas. Sin embargo, me inclino a mencionar otra referencia… En Priorato surge un valioso vino elaborado por Álvaro Palacios. Es L’Ermita, un tesoro nacido de garnachas tintas centenarias plantadas en un terreno pizarroso que mira al infinito, cuya última añada se acerca en cotización a los 1.300 dólares y 3.000 botellas.
De Napa Valley, en California, viene el vino más caro de los Estados Unidos. Se llama Screaming Eagle y cada una de sus 7.000 botellas cuesta más de 2.500 dólares. Un tinto de cabernet sauvignon sublime cuyas puntuaciones, tanto del gurú Robert Parker como del Wine Spectator, lo han situado en el trono.
Three Rivers Dry-Grown Shiraz de Barossa Valley, en Australia, es un tinto de Shiraz elaborado por uno de los grandes personajes de la enología australiana como es Chris Ringland, con viñas de secano de bajísima producción que ha superado al no menos mítico Grange de Penfolds. Su precio ronda los 800 dólares y produce menos de 1.000 botellas en cada cosecha.
En Alemania destaca un vino dulce de podredumbre noble cuya vendimia se realiza recogiendo solo los granos sobremaduros en diferentes pasadas. Su precio de salida de bodega alcanza unas cifras que marean, cercanas a los 6.000 dólares, y solo se dan 100 ó 200 botellas al año. Es el Riesling Scharzhof Scharzhofberger TBA (Trockenbeerensauslese) de Egon Müller de la zona del Mosela, que se remonta al año 1037, con vinos reconocidos por su calidad desde el siglo XIV. Son vinos que solo se adquieren en subasta.
*La selección se basa solo en aquellos vinos cuyo precio es el mas alto al salir al mercado no en la cantidad pagada en casas de subastas como Sotheby’s.